Nuestro bello México cuenta con una gran variedad de leyendas, aquí te dejamos algunas conocidas y otras no tan conocidas, pero con una gran historia

La Novia del Mar

Cuenta la leyenda que hace muchos años vivía en la ciudad de Campeche una hermosa mujer que solía pasear por la costa para ver las enormes embarcaciones que llegaban al puerto, su belleza era demasiada a tal grado que el mar quedo cautivado y deseaba tener su atención por siempre. Por ello, procuraba robarle sonrisas con suaves y armoniosos oleajes que reflejaban los destellos dorados del sol.
Una tarde, durante sus paseos, la joven quedó asombrada de un marinero y se enamoró perdidamente de él. Pronto, los encuentros eran frecuentes y se volvieron inseparables. Por lo que el mar sintió celos al ver que la joven ya no visitaba cada día la costa, ni tocaba el agua con sus dedos. Un día que el marinero tuvo que zarpar junto a su tripulación, pero le prometió a su amada que regresaría por ella y con un gran beso se despidieron. Fue ahí cuando el mar transformó sus celos en ira y decidió separarlos para siempre. Su furia creó una enorme tormenta que hundió el barco donde viajaba el marinero. El joven nunca más regresó.
Desde aquel momento la mujer espera cada tarde en la playa. Siempre se verá en el malecón de Campeche, mirando hacia el mar.

La Xtabay

Esta es la historia de dos hermanas que vivían hace mucho tiempo en Yucatán. Sus nombres eran X´keban y Utzcolel; la primera era una mujer libertina que se entregaba a las pasiones carnales con los hombres ganándose el repudio del pueblo. Sin embargo, tenía una bondad enorme y disfrutaba de ayudar a los enfermos, quienes después de ser sanados la adoraban. Mientras que la segunda era una mujer de carácter conservador, pero jamás demostró simpatía por los demás ya que pensaba que eran inferiores y que no merecían su ayuda o atención. Un día, X´keban desapareció y todos los habitantes del pueblo y sobre todo la gente que la estimaba, se preguntaba qué le había pasado. Un día, todos comenzaron a sentir un dulce aroma en el ambiente que los guio hasta la casa de X´keban. Allí encontraron el cuerpo inerte de la mujer. Todos los que la apreciaban llevaron su cuerpo hasta el panteón, mientras el dulce perfume se esparcía por el pueblo. Al día siguiente, en la tumba apareció una flor rara llamada “Xtabentún” de la cual emanaba un elixir tan embriagante como dulce, así como el amor que X´keban les daba a los hombres. Utzcolel decía que el perfume que despedía el cuerpo de X´keban era obra de los demonios y que cuando ella muriera, el suyo olería mucho mejor, ya que fue mucho mejor persona que ella. Paso el tiempo y la segunda hermana falleció y todo el pueblo triste acudió al entierro. Contrario a lo que todos pensaban, no hubo dulce aroma, en su lugar se sentía una peste que inundó el pueblo. Con prisa, Utzcolel fue enterrada y su tumba fue rodeada con flores para disimular el mal olor. Al día siguiente, sobre su tumba apareció una flor extraña, en realidad era un cactus muy espinoso llamado Tzacam, que con el más pequeño roce podía causar un gran dolor. Aún en la otra vida, Utzcolel sentía una gran envidia por su hermana y pensó que la razón por la que su cuerpo despedía un dulce aroma era por su conducta hacia los hombres, cuando en realidad era por su gran bondad y esencia. Utzcolel invocó a los demonios del inframundo y pactó con ellos el poder regresar cuando quisiera a este mundo con la apariencia de X´keban para seducir a los hombres y terminar con su vida entre las espinas de una ceiba.

Popocatepetl e Iztaccihuatl

La leyenda cuenta que, un joven guerrero llamado Popocatépetl, pedía la mano de la princesa Iztaccíhuatl, hija del cacique de los Tlaxcaltecas. Ambos enamorados y teniendo el consentimiento del padre, iban a consumar su amor cuando el joven guerrero regresara de la batalla.
Pero en esta espera, un hombre celoso y enemigo del joven, le miente a la princesa diciéndole que Popocatépetl había muerto en el combate y llena de tristeza, Iztaccíhuatl cae en un sueño profundo que posteriormente le provocaría la muerte.
Tiempo después, el valiente guerrero regresa y al llegar fue a buscar a su amada, pero el padre le da la triste noticia. Desolado decidió hacer algo para honrar su amor y mantener el recuerdo de la princesa, pues llevo el cuerpo hacia una pequeña montaña, recostó a la princesa en la cima, le dio un beso y tomando una antorcha, se arrodilló frente a ella acompañándola en el sueño eterno, formándose con el tiempo los dos grandes volcanes.
Ahora se dice que cuando Popocatépetl se acuerda de su amada, su corazón guarda el fuego, tiembla y su antorcha lanza fumarolas de humo siendo este sin duda, una historia de amor eterno.

Acueducto de Querétaro; un monumento al amor

En Querétaro existe una historia de amor detrás de una icónica edificación que los distingue «El Acueducto» o también llamado «Los Arcos» por los ciudadanos locales.

Cuenta la leyenda que, cuando Don Antonio de Urrutia y Arana vio por primera vez a Sor Marcela, surgió el amor de forma inmediata entre ambos, pero ese amor no podía ser debido a 2 grandes razones; la primera esa porque Sor Marcela formaba parte de la congregación de monjas Capuchinas y la segunda es porque Sor Marcela era sobrina de Doña Paula Guerreo Dávila, esposa de Don Antonio, por lo cual convertía políticamente a Sor Marcela en su sobrina.

Don Juan Antonio y Sor Marcela eran conscientes de que su amor no podía ser, por lo que acordaron mantener una relación de amistad y él como muestra de amor procuró brindarle apoyo a la congregación que la albergaba, motivo por el que decidió ordenar la construcción del acueducto, para permitir que agua limpia llegara a la ciudad y abasteciera del vital líquido al convento de las Capuchinas.

Conformado por 74 arcos a lo largo de 1,298 metros, con una altura promedio de 28.5 metros, el acueducto queretano inició su construcción en el año de 1726 y concluyó en 1738, con la finalidad de traer agua desde La Cañada, un pequeño pueblo cercano a Querétaro, desde donde se abastecía con el vital líquido a la capital del estado.

La mujer Herrada

Durante la época de 1670 vivía un sacerdote en concubinato con una mujer, algunos decían que ella era su ama de llaves. Y otros tantos que era casada, pero lo cierto es que el sacerdote vivía en pecado.
Cerca de ahí, vivía un herrero quien era el gran amigo del sacerdote, este estaba siempre pendiente de él, incluso en numerosas ocasiones le dijo a su amigo que dejara ese estilo de vida, pero nunca logro converserlo.
Una noche el herrero escucho golpes en su puerta, cuando la abrió estaban dos hombres vestidos de negro que llevaban una mula a herrarla. Ya que el sacerdote en la mañana iría al santuario de la virgen de Guadalupe. Sin preguntar nada el herrero tomo sus herramientas y empezó a herrar a la mula. Una vez que termino los hombres se llevaron a la mula mientras la azotaban cruelmente.
En la mañana el herrero se fue a preguntarle a su amigo sacerdote el porqué había ido tan temprano al santuario, pero se llevo una gran sorpresa porque él sacerdote todavía estaba dormido. Y fue así que el herrero le contó todo lo sucedido la noche anterior, pero su amigo sacerdote le aseguro que él nunca envió a esos hombres con la mula, por lo cual pensaron que alguien les había hecho una broma.
Entonces el sacerdote decidió despertar a su mujer para contarle lo que el herrero le había platicado, así que la llamo pero como no contesto la fue a mover y entonces se percato que su cuerpo estaba todo rígido y no respiraba.
De repente el horror los invadió, pues se dieron cuenta que ya estaba muerta y no solo eso, sino que en sus manos y pies lucían las 4 herraduras que puso el herrero la noche anterior.
Algunos dicen que aquellos hombres eran demonios que fueron a castigar las acciones de la pareja y cuenta que en las noches el alma de la mujer vaga por las calles convertida en mitad mula mitad mujer.

El Nahual

La leyenda del Nahual a sido por años, una de las leyendas más populares en todo México, pero…sabes de que trata?
Cuenta la leyenda que un grupo de cazadores se dispuso a ir selva adentro en busca de alguna presa. Durante su travesía, uno de los hombres logró ver una figura enorme escondida entre los árboles, dándose cuenta que se trataba de un enorme perro negro que los miraba fijamente.
Cuando se percataron que el animal estaba tranquilo, decidieron capturarlo para unirlo a su grupo de cazadores. Al querer acercarse, el animal comenzó a ladrar y gruñir, lo que hizo que los hombres se dieran cuenta de que sus ojos transmitían ira.
Esto los alertó, por lo que no dudaron en dispararle en la pata, causando que el animal huyera. Los hombres no dudaron en seguirlo, por lo que los llevó hasta una cabaña en medio del bosque.
Al darse cuenta de que entró a la vivienda, llamaron a la puerta para alertar a quienes vivieran ahí, que el perro gigante se había metido a su propiedad. Un campesino fue quien los recibió y les dijo que no había visto ningún animal dentro de su cabaña, por lo que muy amablemente los invitó a pasar.
Los cazadores, al entrar, se dieron cuenta de que a pesar de ser un campesino, tenía muchas riquezas dentro de su casa, y notaron que se estaba curando una herida justamente en un pie.
Más tarde se retiraron y se fueron a una cantina, donde no dejaban de platicar de la situación que recién habían vivido, por lo que el encargado del lugar los escuchó.
El hombre de la cantina les dijo que el animal que habían visto era en realidad el campesino, quien seguramente había hecho pacto con el diablo para poder robar convertido en animal.

El Charro Negro

La historia nos cuenta que El Charro provenía de una familia humilde. Sus padres, aunque lo amaban, nunca pudieron cumplirle sus caprichos. Al Charro siempre le gustó ir bien vestido, incluso, hubo ocasiones en las que no comía durante días para ahorrarse unos pesos y con lo juntado, poder completar para un buen sombrero.
Sin embargo, estaba cansado de su inagotable pobreza. Pues por más que trabajaba, el dinero nunca le alcanzaba y tenía que andar todo el día con las manos llenas de tierra.
Tiempo después, murieron sus padres. Al quedar solo, la miseria del Charro aumentó considerablemente por lo que tomó una decisión que cambiaría su vida: invocar al diablo para pedirle riqueza.
No se sabe cómo lo consiguió, pero finalmente, Lucifer se apareció y al saber lo que el charro quería, de inmediato le ofreció cantidades de dinero que ni siquiera en dos vidas podría gastar. Lo único que pedía a cambio, era su alma.
El Charro, en ese entonces era altivo y valiente así que no le asusto el precio que tenia que pagar y aceptó.
Pasó el tiempo y poco a poco la juventud del Charro comenzó a despedirse. De repente, se dio cuenta de que estaba cansado de gastar sus riquezas en mujeres, apuestas, vino y costosos trajes. A la par, la sensación de soledad le oprimía el pecho y apenas lo dejaba respirar. En el pueblo nadie lo quería, no por lo que era sino por las riquezas que poseía.
Después de un tiempo El Charro ya se había olvidado de aquel trato que lo maldijo. Por eso, cuando se le apareció el diablo para recordarle que la hora del cobro estaba cerca, se asustó como nunca. El terror lo invadió hasta el último rincón de sus entrañas. Recordó su deuda y, por cobardía, comenzó a ocultarse. Mandó al personal de su hacienda a poner cruces por toda su propiedad y a construir una pequeña capilla. No obstante, el recuerdo de la deuda pendiente no lo dejaba dormir ni disfrutar de los pocos meses que le quedaban de vida. Así que, en un arranque de miedo tomó a su mejor caballo junto con una bolsa que contenía unas cuantas monedas de oro que no se había gastado. Emprendió el viaje durante la noche, para que nadie lo viera huir. Sin embargo, el diablo se dio cuenta de que el Charro faltaría a su palabra así que volvió a aparecer frente al jinete y su caballo pero esta vez, con el fin de llevárselo.
—Iba a esperar a que murieras para cobrar la deuda que tienes conmigo, pero, como te ocultas cobardemente, te llevaré ahora —dijo el diablo.
El Charro no tuvo tiempo de responder. Cuando se dio cuenta, su caballo, encabritado, trató de patear al demonio pero era tarde, los brazos de su amo habían comenzado a secarse y su carne a desaparecer. Solo le quedaba el ajuar de Charro encima de los huesos blanquecinos. El diablo volvió a hablar:
—Veo que tu bestia te es fiel, por eso ha de ser maldita igual que tú y condenada a acompañarte a tu viaje hacia el infierno. Aunque, de vez en cuando, quiero que hagas algo por mí, cobrarle a mis deudores. Si haces bien tu trabajo, dejaré que el hombre que acepte esa bolsa con monedas de oro que traes, tome tu lugar.
Y desde entonces, aquel hombre fue condenado a sufrir incontables tormentos en el infierno y a salir de ahí solo para cobrar a quienes tienen deudas pendientes con Lucifer. Esto con la esperanza de que una noche, algún viajero, traicionado por su avaricia, tomé su lugar. Solo así, el Charro Negro y su caballo podrán descansar en paz.

La Isla de las Muñecas

Xochimilco es una atracción turística para curiosos y visitantes con sus trajineras coloridas, fiestas y mucha diversión dentro de ellas, pero también tiene un sitio que es misterioso y aterrador que impresionan a muchos visitantes…hablamos de la Isla de las muñecas 😱. Conoces su historia?

El origen de esta leyenda urbana de Xochimilco es relativamente reciente ya que data de la década de los 50´s.

Cuenta la leyenda que allá por los años 50’s había un solitario señor Julián Santana, agricultor y antiguo habitante de la chinampa, comenzó a experimentar terroríficos e inexplicables fenómenos luego de hacer el terrible hallazgo del cuerpo de una joven ahogada en la laguna de Teshuilo. Para erradicar las fuerzas malignas y calmar el espíritu de la muchacha, el anciano comenzó a decorar el islote con muñecas recogidas en tiraderos de basura.
Con el tiempo, los visitantes comenzaron a donar muñecas con el fin de preservar el cerco de protección creado con devoción por el señor Julián, quien fue reconocido hasta el día de su muerte, por su hospitalidad y su disposición a recibir visitas.
Entre las numerosas experiencias del señor Julián Santana en la hoy llamada isla de las muñecas resalta la de La Agustinita. De acuerdo con la leyenda, se dice que Don Julián encontró una muñeca de cara sucia y ropa de mezclilla el día de San Agustín (28 de agosto). Luego del hallazgo, la muñeca en cuestión se convirtió en su favorita debido a la buena fortuna y sensación de paz que está le brindó. A la fecha, es posible visitar a la Agustinita para pedirle que cumpla buenos deseos y hacerle pequeñas ofrendas en agradecimiento.

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